Nacional
Colombia vence a Camerún y logra clasificar a octavos en Mundial sub20
Camerún impuso una fuerte resistencia, pero Colombia logró encontrar el gol del triunfo gracias a la intervención de Yésica Muñoz, quien ingresó desde el banquillo para marcar el único tanto del partido.

La Selección Colombia Sub-20 Femenina aseguró su clasificación anticipada a los octavos de final del Mundial Sub-20 que se celebra en casa, tras una sufrida victoria 1-0 sobre Camerún en el estadio El Campín de Bogotá. El triunfo, que coloca a la Tricolor en la siguiente ronda con un partido aún por jugar en la fase de grupos, fue celebrado por 30.644 aficionados que llenaron las gradas para apoyar al equipo nacional.
A diferencia del debut contra Australia, este encuentro resultó ser más complicado para las dirigidas por Carlos Paniagua. Camerún impuso una fuerte resistencia, pero Colombia logró encontrar el gol del triunfo gracias a la intervención de Yésica Muñoz, quien ingresó desde el banquillo para marcar el único tanto del partido tras un excelente cabezazo, desatando la euforia entre los hinchas.
“Entré con alegría y actitud, demostrándole a la gente mi amor por la Selección”, dijo Muñoz al final del compromiso.
“Contenta porque significa el gol de la victoria, de la clasificación y agradecida con Dios”, añadió la futbolista antioqueña.
El equipo colombiano destacó en varios aspectos, con actuaciones sobresalientes como la de la portera Luisa Agudelo, quien se mostró segura y respondió con solvencia ante las amenazas del equipo camerunés. En el mediocampo, Gabriela Rodríguez brilló tanto en la recuperación de balones como en la construcción del juego, liderando las transiciones ofensivas del equipo. Linda Caicedo también tuvo un papel crucial, aportando tanto en defensa como en ataque, demostrando un impresionante despliegue físico.
Aunque Colombia aún no exhibe un fútbol completamente fluido, ha demostrado carácter y resiliencia en dos encuentros donde la exigencia física ha sido alta. Las jugadoras han sabido responder a la lucha planteada por sus rivales, mostrando que están preparadas para enfrentar tanto el juego físico como el táctico.
El próximo desafío de la Tricolor será el cierre de la fase de grupos este viernes en el estadio Atanasio Girardot de Medellín, donde se enfrentarán a México. Con la clasificación ya asegurada y el liderato del grupo en sus manos, se espera que el partido sea una auténtica fiesta futbolística, con la afición respondiendo nuevamente al llamado de apoyar a una selección que sigue invitando a soñar en grande.
Actualidad
Cuando el infaltable arroz se viene produciendo a pérdida en Colombia
A pesar de las protestas, Colombia sí cuenta con suficiente arroz almacenado para atender la demanda nacional por algunos meses, aunque persisten los riesgos logísticos y de distribución si no se levanta el paro a tiempo.

En medio de la creciente tensión por el paro nacional de arroceros, Colombia enfrenta una encrucijada que va más allá de las protestas del sector agrícola. Se trata del futuro de un producto esencial en la dieta de los colombianos y de la sostenibilidad del campo como pilar de la seguridad alimentaria nacional.
Un alimento básico para los colombianos
El arroz no es solo un acompañante más en el plato. Está presente en el 99 % de los hogares colombianos, y su consumo anual per cápita supera los 38 kilogramos. Es económico, versátil, nutritivo y profundamente arraigado en la cultura culinaria del país.
Además, su producción emplea a miles de familias en regiones como Tolima, Huila, Meta, Casanare, Cesar y Norte de Santander. Su importancia no es solo alimentaria, sino social y económica.
¿Por qué protestan los arroceros?
El paro del sector arrocero estalló en 2025 por varias razones:
Precios bajos pagados al productor, que no cubren los costos de siembra.
Incertidumbre por importaciones masivas desde EE. UU. bajo el TLC.
Altos costos en insumos agrícolas como fertilizantes, agroquímicos y transporte.
Falta de apoyo estatal efectivo y demoras en la implementación de políticas de sostenimiento de precios.
A pesar de las protestas, Colombia sí cuenta con suficiente arroz almacenado para atender la demanda nacional por algunos meses, aunque persisten los riesgos logísticos y de distribución si no se levanta el paro a tiempo.
¿Qué se necesita para resolver la crisis?
Varios expertos y gremios coinciden en que superar la crisis exige medidas inmediatas y estructurales, entre ellas:
Diálogo real y vinculante con los arroceros, incluyendo asociaciones de pequeños productores.
El arroz como símbolo nacional
Como lo han expresado voceros de Fedearroz, “proteger el arroz colombiano es proteger al país que se levanta cada día con un plato de arroz en su mesa”.
Implementar un precio de sustentación que cubra costos y garantice rentabilidad.
Controlar y revisar las importaciones de arroz subsidiado que afectan la producción nacional.
Invertir en infraestructura agrícola y logística, especialmente en zonas de difícil acceso.
Incentivar la investigación agropecuaria, uso de semillas mejoradas y prácticas sostenibles.
Fortalecer la educación financiera rural y la asociatividad campesina.
Promover el consumo del arroz colombiano con campañas institucionales.
Construir una política agroalimentaria de largo plazo, centrada en la soberanía alimentaria.
En un país donde el arroz representa sustento, tradición y trabajo campesino, su defensa es también una forma de defender la identidad alimentaria y la estabilidad rural.
En Colombia existen zonas que no son aptas o presentan limitaciones para el cultivo de arroz, y si se intenta sembrar allí, los costos de producción aumentan considerablemente y la rentabilidad se ve afectada.
El arroz requiere temperaturas entre 25 °C y 35 °C, con buena luminosidad.
Regiones frías o de alta montaña (por encima de 1.800 metros sobre el nivel del mar), como gran parte de Cundinamarca, Nariño, Boyacá y Antioquia, no son aptas.
Allí, el desarrollo del grano es más lento, y puede haber menor productividad por hectárea.
El arroz necesita grandes cantidades de agua, especialmente si se cultiva bajo el sistema tradicional inundado.
Zonas con sequías prolongadas o sin riego tecnificado (como La Guajira, parte del Magdalena Medio o Arauca) pueden generar altos costos de bombeo o acarreos, y mayor riesgo de pérdida.
Suelos con pH muy bajo o alto contenido de aluminio —como en algunas partes del Amazonas, Chocó o Caquetá— requieren correcciones químicas costosas.
Esto implica mayor gasto en cal, fertilizantes y enmiendas, además de menor rendimiento.
En regiones selváticas o con alta humedad constante (como el Pacífico o zonas del Vichada), los cultivos de arroz enfrentan mayor riesgo de enfermedades fúngicas, plagas y malezas agresivas.
Se requieren más agroquímicos, fumigaciones y mano de obra especializada.
En áreas con malas vías terciarias o sin centros de acopio, como partes del Putumayo o el sur del Meta, se elevan los costos de transporte, almacenamiento y comercialización del arroz.
Esto hace que incluso un buen cultivo no sea rentable.
¿Qué implicaciones tiene esto?
Llevar el arroz a zonas no aptas disminuye la productividad (toneladas por hectárea), aumenta los costos y puede poner en riesgo la seguridad alimentaria.
Es más eficiente concentrar la producción en regiones óptimas como Tolima, Huila, Meta, Casanare y los Llanos, donde ya existe infraestructura, investigación y experiencia agrícola.
Sí, sembrar arroz en zonas no aptas puede aumentar significativamente los costos de producción, disminuir la competitividad del agricultor y poner presión sobre los precios al consumidor. La clave está en usar adecuadamente el mapa agroecológico del país, planificar bien la expansión agrícola y garantizar políticas públicas que acompañen con tecnología, riego, infraestructura y créditos en zonas estratégicas.
En Colombia, las zonas más aptas para el cultivo de arroz se encuentran principalmente en regiones de clima cálido, con suelos fértiles y buena disponibilidad de agua, además de contar con infraestructura agrícola consolidada. Estas zonas han sido determinadas por estudios agroecológicos de Fedearroz, Agrosavia y el IGAC.
Aquí tienes un resumen de las principales regiones arroceras del país:
Zonas más aptas para el cultivo de arroz en Colombia
1. Meta y Casanare – Llanos Orientales
Clima: Cálido y húmedo tropical.
Ventajas: Grandes extensiones planas, fácil mecanización, buen acceso a agua para riego y drenaje.
Centros importantes: Villavicencio, Puerto López, Yopal, Aguazul.
Desafíos: Temporadas de lluvias intensas y presencia de suelos ácidos en algunas zonas.
2. Tolima
Clima: Tropical seco y húmedo, con buena estacionalidad.
Ventajas: Suelos fértiles, tradición arrocera, infraestructura vial y de riego.
Centros importantes: Espinal, Saldaña, Natagaima.
Nota: Ha sido una de las zonas con mayor rendimiento por hectárea del país.
3. Huila
Clima: Seco, con zonas irrigadas.
Ventajas: Sistemas de riego desarrollados, alto nivel tecnológico, cercanía a centros de consumo.
Centros importantes: Campoalegre, Neiva, Palermo.
4. Cesar
Clima: Cálido semihúmedo.
Ventajas: Riego por canales, experiencia técnica, suelos planos.
Centros importantes: Aguachica, La Gloria, Codazzi.
Reto: Competencia por agua con otros cultivos (palma, caña).
5. Norte de Santander
Clima: Tropical húmedo.
Ventajas: Suelos fértiles, apoyo estatal y alta tecnificación en algunas áreas.
Centros importantes: Cúcuta, El Zulia, Los Patios.
6. Sucre y Córdoba (Costa Caribe)
Clima: Tropical seco.
Ventajas: Planicies con riego, cosechas bien sincronizadas.
Centros importantes: Sincelejo, Lorica, Sahagún.
¿Qué hace apta a una zona para el arroz?
Temperatura media entre 25 °C y 35 °C
Altitud baja (0 a 1.000 m s. n. m.)
Suelos planos, profundos y bien drenados
Disponibilidad de agua superficial o subterránea
Acceso a infraestructura, asistencia técnica y vías
Tradición agrícola y cultura arrocera
Las regiones más aptas para cultivar arroz en Colombia están en los Llanos Orientales, el centro del país y partes del Caribe. Allí es donde se concentra la mayor producción, los mejores rendimientos por hectárea, y donde las políticas públicas deberían enfocarse para sostener la seguridad alimentaria y garantizar la rentabilidad del agricultor.
¿Cuánto arroz consume un colombiano al mes y al día?
Consumo anual per cápita
Según Fedearroz y el DANE, en Colombia el consumo promedio anual de arroz por persona es de aproximadamente:
38 a 40 kilogramos por año
Consumo mensual
Si dividimos ese valor en 12 meses:
3.2 a 3.4 kg por persona al mes
Esto equivale a:
Aproximadamente 13 a 14 tazas de arroz crudo mensuales
Lo que permite preparar alrededor de 26 a 30 porciones cocidas por persona al mes
Consumo diario
En términos diarios, un colombiano promedio consume:
100 a 110 gramos diarios de arroz crudo, lo que equivale a:
1 taza cocida al día (aprox. 200-220 g de arroz cocido)
En la práctica, eso significa que el arroz está presente en al menos una de las comidas diarias de la mayoría de los hogares del país: almuerzo o cena, e incluso en desayunos típicos como el calentado.
Dato importante:
El 99 % de los hogares colombianos consumen arroz
Es el alimento más comprado en supermercados y tiendas después del pan
Su bajo costo y versatilidad lo convierten en el grano base de la seguridad alimentaria colombiana
¿Y una familia promedio?
Para una familia de 4 personas:
Consumo mensual: 12 a 14 kg de arroz
Consumo anual: 144 a 160 kg
¿Y el futuro?
Si bien existen inventarios suficientes en este momento, de no llegarse a acuerdos que garanticen precios justos y apoyo técnico, el próximo ciclo de siembra podría estar en riesgo. Esto sí pondría en peligro el abastecimiento en 2026.
El reto es actuar con decisión, para que el arroz siga siendo el grano que une a Colombia, no el que profundice su división.
Nacional
Donald Trump anuncia aranceles a México y la Unión Europea del 30 por ciento
En la misiva dirigida a México, el mandatario estadounidense argumentó que la medida responde a la falta de resultados efectivos por parte del Gobierno mexicano en el combate al tráfico de fentanilo y el accionar de los carteles del narcotráfico.

El Gobierno de Estados Unidos anunció este 11 de julio que, a partir del 1 de agosto de 2025, aplicará un arancel del 30 % a todos los productos originarios de México y la Unión Europea que ingresen a su territorio.
La decisión fue comunicada mediante cartas oficiales enviadas desde la Casa Blanca por el presidente de EE. UU. a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En la misiva dirigida a México, el mandatario estadounidense argumentó que la medida responde a la falta de resultados efectivos por parte del Gobierno mexicano en el combate al tráfico de fentanilo y el accionar de los carteles del narcotráfico, los cuales, aseguró, están convirtiendo a América del Norte en un ‘narco-parque’.
Aunque reconoció que México ha colaborado en seguridad fronteriza, sostuvo que los esfuerzos no han sido suficientes y que la crisis del fentanilo sigue afectando gravemente a su país.
Entre tanto, la carta enviada a Bruselas subraya que, a pesar de mantener una relación comercial estable con la Unión Europea, el déficit comercial estructural que enfrenta EE. UU. con el bloque es uno de los más grandes.
El mandatario criticó las políticas arancelarias y no arancelarias de la UE, calificándolas como una barrera al comercio justo y recíproco. Señaló que después de años de conversaciones infructuosas, su gobierno tomó la decisión de avanzar con esta política para nivelar las condiciones de intercambio.
En ambos casos, la administración estadounidense aclaró que no se aplicará el nuevo arancel a aquellas empresas mexicanas o europeas que trasladen su producción a Estados Unidos, y ofreció apoyo institucional para facilitar los permisos y procesos necesarios. Además, advirtió que cualquier represalia arancelaria será respondida con aumentos adicionales al 30 por ciento ya anunciado.
Washington sostiene que estas medidas buscan corregir décadas de desbalance comercial y proteger tanto la economía como la seguridad nacional. El Gobierno estadounidense ha insistido en que el déficit comercial con México y Europa es insostenible, y que se requieren ajustes inmediatos para preservar la competitividad de su mercado interno.
La medida podría generar tensiones diplomáticas y comerciales en las próximas semanas, justo cuando el panorama económico global muestra señales de desaceleración.
Nacional
Investigan causas de la muerte de una familia de turistas en hotel de San Andrés
En la habitación una familia entera —padre, madre e hijo— yacía sin vida. Nadie oyó un grito. Nadie presenció ni escuchó forcejeo alguno o una discusión. Solo el silencio.

El mar se agitaba suavemente aquella madrugada del 11 de julio. La brisa fresca recorría la zona peatonal de Spratt Bight, donde el hotel Portobelo Convención en San Andrés dormía en calma, ajeno aún a la tragedia que pronto conmocionaría a toda la isla.
En la habitación una familia entera —padre, madre e hijo— yacía sin vida. Nadie oyó un grito. Nadie presenció una discusión. Solo el silencio.
Fue el personal del hotel quien dio la voz de alarma. Habían pasado varias horas sin rastro de los huéspedes, y una extraña quietud encendió la alerta. La Policía llegó pronto, y junto con funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), accedieron al lugar. La escena los dejó sin palabras: tres cuerpos sin signos aparentes de violencia, ni señales de lucha. Solo serenidad… y muerte.
La noticia se regó como pólvora en las calles del centro, en los muelles, en los pasillos de los hospitales. Eran turistas, procedentes de Bogotá, dijeron. Habían llegado a la isla en busca de descanso, sol y mar. Pero su historia terminó envuelta en un manto de misterio que ahora inquieta tanto a las autoridades como a los isleños.
Una investigación sin respuestas claras
Los peritos forenses realizaron el levantamiento de los cuerpos y recolectaron muestras de alimentos, bebidas y elementos ambientales. La principal hipótesis inicial apuntó a una posible intoxicación. Pero sin pruebas concluyentes, el abanico de posibilidades se abrió: ¿fue un envenenamiento accidental?, ¿un pacto suicida?, ¿hubo intervención de terceros?
“Estamos ante un caso extremadamente delicado. No se evidencian signos de violencia ni sustancias extrañas a simple vista”, señalaron fuentes cercanas al proceso. La Fiscalía, entre tanto, ordenó estudios toxicológicos y patológicos para esclarecer la causa exacta del fallecimiento.
Isla en vilo
El hecho ha estremecido a residentes y visitantes. Algunos hoteles de la zona activaron protocolos internos de revisión. Mientras tanto, los rumores —como siempre ocurre en la incertidumbre— comenzaron a crecer.
“En San Andrés no estamos acostumbrados a tragedias como esta. Es triste, es raro, y queremos saber qué pasó”, dijo Lucila, una comerciante del sector que había atendido a la familia un par de días antes.
El alcalde pidió calma a la comunidad y expresó su solidaridad con los familiares. Solicitó también una revisión estricta de las condiciones sanitarias en alojamientos turísticos.
Un viaje sin retorno
En medio de la belleza natural de la isla, esta familia bogotana encontró un destino que nadie imaginaba. Venían por unos días de descanso… y en cambio, sus nombres quedarán marcados en una de las historias más tristes que ha vivido San Andrés en los últimos años.
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