Frente a los últimos hechos de inseguridad y vandalismo que azotaron a Bucaramanga, el alcalde Juan Carlos Cárdenas exigió un mayor compromiso con la seguridad de parte del gobierno de Gustavo Petro.
“Los problemas que no es capaz de resolver el Gobierno Nacional, los delega a los alcaldes y alcaldesas sin recursos y sin información clara. Cuando pedimos apoyo para resolverlos, no existen respuestas concretas. Hay mucho discurso pero poca ejecución. Nada avanza con celeridad”, publicó el mandatario local en su cuenta de Twitter.
La capital de Santander sufrió graves alteraciones del orden público este miércoles, cuando un motociclista murió tratando de evadir el control de un agente de tránsito, en el carril exclusivo para buses de Metrolínea,
Testigos afirmaron que el funcionario le arrojó un cono de plástico al motociclista, para evitar que se escapara por dicho carril. El objeto, al parecer, provocó que perdiera el equilibrio y cayera al asfalto, muriendo por el impacto.
Esta versión no fue confirmada por las autoridades, situación que desató la furia de un grupo de motociclistas y transeúntes. La protesta derivó en ataques con piedras, papas bomba y asonadas contra locales comerciales y las instalaciones de la Oficina de Tránsito y Transporte.
Posteriormente hubo un atentado con un explosivo en contra de la estación de Policía, que dejó seis uniformados heridos.
Según Cárdenas, “dos de las 10 personas detenidas por actos de vandalismo y alteración al orden público, son extranjeras. Todas están en proceso de judicialización”.
Y en lo referente a la Casa de Nariño, manifestó: “Llevamos más de un año solicitándole más policías al Gobierno Nacional en varias reuniones que hemos tenido y su respuesta ha sido la inacción. Nada avanza. Los resultados de esto lamentablemente terminaron en un explosivo detonado en al Estación Norte de Policía”.
Frente a la muerte del motociclista, llamado Daniel Felipe Ibáñez, este jueves trinó que iniciaron “una investigación disciplinaria al agente de tránsito involucrado en los hechos lamentables de ayer, que nos dejan un joven fallecido en la vía Floridablanca – Bucaramanga”.
Daniel Felipe Ibáñez Martínez era el joven motociclista que falleció en mañana de este miércoles en Bucaramanga y cuyo deceso desató una ola de violencia en la capital de Santander.
El joven, que se movilizaba por el carril exclusivo del sistema de transporte Metrolínea sobre la autopista entre Bucaramanga y Floridablanca, falleció en un accidente cuando intentó evadir un operativo de control que la Dirección de Tránsito de Bucaramanga adelantaba en esta importante vía del área metropolitana.
Daniel Felipe iba a bordo de su moto Bajaj Pulsar 200, de color azul, por el carril exclusivo de Metrolínea en la autopista en el sentido sur – norte y, al llegar al retorno del Diamante ll, el joven se encontró de frente con el operativo de control de las autoridades para hacer respetar el carril exclusivo del sistema de transporte público.
Como estaba cometiendo una clara infracción de tránsito, el joven fue requerido por los alféreces para ser sancionado. Pero Ibáñez, al parecer, hizo caso omiso y emprendió la huida.
Lo que pasó desde ese momento es materia de investigación y desató una serie de acciones en cadena que generaron el caos en la capital santandereana.
La primera versión que se conoció, por parte de motociclistas que fueron testigos, es que, ante la negativa de Ibáñez de parar, un agente lanzó un cono que desestabilizó al conductor y lo hizo caer metros adelante, golpeándose con los bolardos de la autopista.
Ibáñez, quien iba a cumplir 22 años el próximo 28 de octubre, era natural de Floridablanca y trabajaba para una joyería en el sector de Los Pinos, al oriente de la meseta de Bucaramanga.
Según cuentan sus familiares, el joven estudió en el colegio Gabriela Mistral y había cursado algunos semestres de la carrera de Topografía en el Sena, en la sede de Floridablanca.
Era hijo de Isaura Ibáñez, una madre soltera, con quien vivió en el casco urbano de Floridablanca. Era el mayor de cuatro hermanos. Según contaron sus familiares, había adoptado el primer y segundo apellido de su madre y su abuela, Marina Martínez.
Mientras trabajaba en la joyería, Daniel Felipe estaba haciendo un curso de inglés alterno, pues sus aspiraciones eran viajar a Estados Unidos, en donde se encuentra su mamá. De hecho, ya había estado en ese país y se preparaba para viajar allí cumpliendo todos los requisitos de ley.
“Pipe”, como le decían sus amigos, era un hombre amable, simpático y muy trabajador, según lo describieron sus cercanos. Era amante de la actividad física y sostenía una relación estable con una joven.